DE LUNES A LUNES
La
pretensión del artículo 2 de la Ley de Contrataciones del Estado de maximizar
el valor del dinero “bajo las mejores condiciones de precio y calidad”, se ha
revelado como contradictoria, porque es imposible conjugar ambos conceptos que
actúan uno contra el otro.
La
idea de seleccionar la oferta económicamente más baja de entre aquellas que
pasan una barrera de por ejemplo 80 puntos se ha revelado injusta porque priva
a la entidad de contar con el aporte de la mejor propuesta. ¿Quién puede obligarle
al Estado a contratar al menos bueno de entre un conjunto en el que todos
superan una determinada valla? ¿Por qué no permitirle contratar al mejor
exactamente como haría cualquier particular? Por lo menos, en lo que a los
procesos de selección de profesionales se refiere.
Imaginemos
que tenemos en cartera cinco profesionales, identificados como A, B, C, D y E.
Sus cotizaciones y calidades y experiencias van en la misma correlación. Con el
D y el E, sin embargo, no alcanzo el puntaje mínimo indispensable para acceder
a la siguiente etapa.
Si
con A, B y C paso a la siguiente etapa y en esta segunda etapa se va a
seleccionar al postor que ofrezca el precio más bajo, pues entonces, propongo a
C como parte del equipo. Alcanzo la puntuación como para no ser descalificado y
al mismo tiempo aseguro una calificación óptima con la que supero la primera
valla.
Si,
por el contrario, se va a seleccionar a la mejor propuesta y sólo a esa se le
va a abrir su oferta económica, como se hacía en el marco de la Ley 23554 y de
su Reglamento aprobado por Decreto Supremo 208-87-EF, para ver si se ajusta a la
asignación presupuestal disponible, pues propongo al profesional A porque con
él tengo garantizado la más alta calificación.
La
diferencia está en que poniendo una valla y eligiendo luego a la oferta más
baja condeno a la entidad y al país a prescindir de sus mejores profesionales.
Si, en cambio, no pongo vallas y hago una selección basada únicamente en la
calidad de las propuestas le permito al Estado contar con la valiosa
contribución de sus mejores cuadros.
Es
lo que debería hacerse y desecharse definitivamente el mito de que lo mejor es
seleccionar la oferta más baja entre aquellas que han superado una barrera
previa.
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