DE LUNES A LUNES
En circunstancias en que la corrupción se
extiende, según se dice, por todo el mundo, noticias como la de un vagabundo
que devuelve una bolsa con 42 mil dólares en la ciudad de Boston, son realmente
alentadoras. Demuestran que no todo está perdido o que en realidad la situación
no es como la pintan algunos. Lo mejor de todo es que el personaje de esta
historia, Glen James, ha experimentado un cambio radical en su vida, pues más
de 4 mil personas en los Estados Unidos, conmovidas con su gesto, han efectuado
donaciones a su favor por una cifra que ya supera los 110 mil dólares, lo que
significa otro hito: que una recompensa, pues de alguna manera hay que
llamarla, haya superado en más del doble al monto devuelto. El relato adquiere
visos de leyenda por tratarse, como queda dicho, de un vagabundo que vive en la
calle desde el año 2005 y a quien, a juzgar por lo que refiere el cable de la
BBC y por lo que resulta obvio, le habría venido muy bien quedarse con el
dinero que incluía 2 mil 500 dólares en efectivo y el saldo en cheques de
viajero.
Justo es reconocer el rol de Ethan
Whittington, de 27 años, que impresionado por el hecho no dudó en comenzar la
colecta por internet a través de una plataforma de crowd-funding, como se
llaman las webs de recolección de fondos por vía electrónica. Mención especial
merecen, igualmente, aquellos anónimos colaboradores que igualmente se han
sentido impactados por la honestidad de Glen James quien ni bien alertó a la
policía sobre el hallazgo declaró que en ningún instante pensó en quedarse con
un solo centavo, lo que dice mucho de la elevada moral de este antiguo empleado
judicial.
Que el ejemplo de Boston sea el que se
extienda por el mundo y que la lección de James sea asimilada por aquellos que
tienen lo que él no tiene y mucho más y, sin embargo, empeñan fuertes sumas de
dinero en comprar conciencias y en buscar por medio de malas artes aquello que
no podrían alcanzar actuando correctamente.
Para que ello sea posible, no bastan, sin
duda, relatos como éste. Es indispensable que las autoridades, la prensa seria
y responsable y los gremios y asociaciones así como la comunidad en su conjunto
se pongan alertas y se denuncie todo aquello que marcha por el camino
equivocado. Mientras más controles ciudadanos haya, menos corrupción habrá. No
hay que olvidar que la corrupción florece allí donde la libertad se marchita.
EL EDITOR
domingo, 22 de septiembre de 2013
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