Que la
Contraloría General de la República, que es una institución técnica muy
especializada y que sólo alcanza a un porcentaje bastante reducido de
conciudadanos, aparezca en una reciente encuesta de Ipsos Perú y del diario El
Comercio, en el quinto lugar entre las instituciones que más desconfianza
generan, es una señal alarmante. Obtiene nada menos que un 67 por ciento de
desconfianza sólo superaba por los partidos políticos, el Congreso de la
República, el Poder Judicial y el Poder Ejecutivo que constituyen, como podrá
advertir fácilmente el lector, entidades que están mucho más cerca de la
población y cuyas acciones influyen más decisivamente sobre todos los
ciudadanos.
Entre
las instituciones que, por el contrario, sí despiertan la confianza ciudadana
figuran la radio, la Iglesia Católica y el Reniec con porcentajes de aprobación
del orden del 67, 65 y 59 por ciento, respectivamente. En buena hora por la
radio que se ha convertido en el refugio de algunos líderes de opinión y que
tiene una gran cobertura nacional. Lo mismo puede decirse de la Iglesia
Católica que congrega a una feligresía leal y permanente a la que transmite un
mensaje especial cada domingo. El Reniec, año a año, pone de manifiesto que hay
entidades públicas que pueden manejarse como si fuera una empresa privada y
pueden tener éxito.
Les
siguen a continuación el INEI, otra entidad del Estado que siempre figura en
buen nivel y cuyas estadísticas e informes son fuente de obligatoria consulta,
la televisión, que tiene cada vez mayor alcance, las empresas privadas, que
generan un fuerte y merecido respaldo ciudadano, el Banco Central de Reserva,
conducido técnicamente, la ONPE, otra entidad pública, las empresas
encuestadoras que emplean criterios eminentemente profesionales y que trabajan
sobre muestras y con procedimientos altamente confiables, la Defensoría del
Pueblo, atenta a las reclamaciones ciudadanas, y la SUNAT.
Precisamente
en lo que a la SUNAT se refiere cabe señalar que no está facilitando los
trámites que hacen aquellas personas naturales o jurídicas que desean
inscribirse para obtener un Registro Único de Contribuyentes. PROPUESTA acaba
de ser testigo de excepción de una prolongada gestión realizada por una
asociación gremial de carácter internacional y obviamente sin fines de lucro,
fundada en el Perú hace muchos años y que ha acordado hace ya algún tiempo
abrir operaciones y cuentas en Lima y a la que sin embargo se le han creado
toda clase de obstáculos para lograr su cometido, en complicidad, para ser
justos, con la Oficina Nacional de los Registros Públicos que también puso
algunos inconvenientes en el camino. Por fortuna los superó todos pero corrió
el riesgo de que sus dirigentes cambien de planes y decidan llevarse su gremio
a otro país donde encuentren menos dificultades.
Instituciones
como la SUNAT deberían saber que están para darle facilidades a quien está
interesado en registrarse y en tributar y no para crearle obstáculos e inconvenientes.
Como si al país le sobrase el dinero y no necesitase de los demás. Algo similar
se puede decir de la Contraloría que no por nada es percibida por una gran
mayoría de encuestados como una institución que no despierta la confianza que
debería generar en el cumplimiento del rol de cautelar la correcta inversión de
los fondos públicos que la Constitución le encomienda.
domingo, 22 de septiembre de 2013
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