DE
LUNES A LUNES
El jueves 30 de julio, mientras el país retomaba
sus actividades habituales después del feriado largo de cinco días que empezó
el sábado 25 en homenaje a la independencia nacional y mientras PROPUESTA
gozaba de unas reparadoras vacaciones de medio año, nuestra redacción celebró
austeramente el décimo octavo aniversario de la promulgación de la primera Ley
de Contrataciones y Adquisiciones del Estado, así denominada originalmente,
cuyo proyecto, que tuve el honor de elaborar, unificó en un solo universo
normativo a todos los regímenes de compras públicas existentes hasta entonces,
creó el CONSUCODE y los comités especiales e instauró el arbitraje obligatorio
como medio de solución de todas las controversias que se susciten en los
contratos regulados bajo su imperio, lo que constituyó a todas luces la
conquista más importante que se conserva hasta ahora y que ha sido elogiada
internacionalmente.
Los principios fundamentales sobre los que reposó
la Ley 26850 también se mantienen y las sucesivas reformas, entre avances y
retrocesos, han respetado su esencia y sus líneas matrices. A lo largo de los
últimos años, la Ley de Contrataciones del Estado, así denominada ahora, ha
soportado fuertes embestidas y pese a ello, la mayoría de edad la encuentra firme,
apuesta y segura, a punto de estrenar una nueva versión, amalgamada a través de
la Ley 30225, cuya aplicación práctica revelará sus aciertos y errores. El
mejor homenaje que se le puede hacer, entre tanto, es difundir sus ideas
centrales, promoverlas y fortalecerlas cada vez más.
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