Lima
encabeza la lista de ciudades con más de tres millones de habitantes que
sufriría mayores pérdidas económicas ante un terremoto según la firma
aseguradora londinense Lloyd’s que ha elaborado un estudio muy completo al
respecto. Se calcula en 35 mil 530 millones de dólares las pérdidas que tendría
que asumir la metrópoli frente a un sismo de gran envergadura. Según los
expertos las cifras podrían crecer considerablemente si es que se produce un
tsunami, alternativa muy probable ante un movimiento telúrico de magnitud. En
el índice aparecen detrás de Lima, compartiendo esta nada honrosa tabla, otras
ciudades como Teherán, Estambul, Taipéi, Tianjin, Tokio y Los Ángeles.
El
especialista Hernando Tavera, del Instituto Geofísico del Perú, consultado por
El Comercio, refirió que hay evidencia científica de que en los próximos años
puede ocurrir un sismo de gran intensidad en la costa central del país. Indicó
que se está acumulando en esa zona energía como para generar un terremoto de
entre 8,5 y 8,8 grados en la escala que mide la magnitud del momento. La
distribución de la actividad sísmica en los últimos cincuenta años evidencia
que no se ha liberado gran cantidad de energía desde el terremoto de 1746. Lo
que se agrava por el hecho de que tampoco ha habido mucho movimiento entre las
placas de Nazca y Sudamericana. Hay mucha energía concentrada que podría
liberarse abruptamente y que produciría las mayores pérdidas económicas
calculadas a nivel mundial.
La
información reporta que también hay energía acumulada en Tacna, Moquegua y
Arequipa. En menor cantidad, en Chiclayo. Pero la mayor concentración es en
Lima, que sería la más perjudicada, especialmente por el gran número de
construcciones informales o que no observan las normas antisísmicas.
Los
expertos, entrevistados por el diario, coinciden en que lo más urgente es tomar
acción para mitigar los riesgos frente a un terremoto que se considera
inminente y frente a un tsunami que inundaría terrenos hasta un kilómetro de la
línea costera y que por ello mismo podría llegar a inutilizar el aeropuerto
internacional Jorge Chávez que está a 1,7 kilómetros del mar.
La
nota reporta que la situación de los hospitales también es crítica. Los más
importantes, como el Arzobispo Loayza, Guillermo Almenara, Edgardo Rebagliati y
el Dos de Mayo, están ubicados en unos pocos distritos, en un área de 13
kilómetros cuadrados, con lo que su ámbito de influencia se reduce bastante
pues en la eventualidad de que puedan seguir atendiendo luego del sismo, para
llegar a esos nosocomios hay que tener vías de comunicación que no colapsen.
Las estaciones de bomberos también tienen que quedar operativas lo que es muy
difícil con edificaciones que no ofrecen mayores garantías.
Todo
ello exige proyectar nuevas estructuras y ya no insistir en apuntalar o
reforzar las existentes, que ya no dan más y cuyo período de vida no es de más
de cincuenta años a juzgar por lo señalado por Jorge Navarro, ex director del
Centro Peruano-Japonés de Investigaciones Sísmicas y Mitigación de Desastres.
Al
margen de las pérdidas económicas que las firmas especializadas calculan existe
el peligro inminente de perder gran cantidad de vidas humanas y eso es algo
invalorable. Para disminuir ese riesgo inminente es indispensable reconstruir
hospitales, estaciones de bomberos, centros de abastecimiento, líneas de agua
potable y alcantarillado y vías de comunicación y de transporte rápido que no
pueden colapsar en ningún momento y por ninguna circunstancia para trasladar a
los heridos y movilizarse de un lado a otro.
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