DE
LUNES A LUNES
Una noticia procedente de Finlandia ha puesto en
evidencia que el uso del arbitraje no se circunscribe a realidades –como la del
Perú y la de otros países de la región– en las que el Poder Judicial tiene un
carga procesal tan grande que le impide resolver todos los asuntos que se
someten a su jurisdicción con la celeridad que se quisiera.
La semana pasada se supo que la firma
multinacional Nokia había convenido con la surcoreana LG Electronics para que
esta última use sus licencias de patentes de teléfonos inteligentes. Lo que no
habían acordado eran los derechos que tendría que pagarle una a la otra.
Trascendió, sin embargo, que ese detalle se determinará dentro de un arbitraje
que se iniciará exclusivamente con ese propósito.
Actualmente se encuentra en trámite un primer
arbitraje que fijará las tarifas definitivas que pagará Samsung a Nokia en
aplicación de un acuerdo similar suscrito en el 2013, según un despacho
procedente de Helsinki de la agencia internacional de noticias Reuters, que
recordó además que Nokia vendió el año pasado a Microsoft su negocio de
teléfonos y se quedó con el rubro de equipos de redes de telecomunicaciones,
manteniendo también en su cartera las patentes de los teléfonos móviles por las
que, según los expertos, LG Electronics le pagará finalmente montos menores a
los que venía amortizando Samsung, vaticinio que sólo se podrá comprobar cuando
concluyan ambos arbitrajes.
A pesar de que estos procesos toman su tiempo las
empresas prefieren dirimir sus diferencias de esta manera sin tener que
recurrir a los tribunales de justicia. Estiman, cada vez con más frecuencia –y
sabiduría–, que una instancia independiente está en mejores condiciones de
resolver sus discrepancias que la vía ordinaria, aun en circunstancias en que
se ponen en juego cifras tan altas como los 200 millones de euros que
eventualmente tendría que pagarle Samsung a Nokia por el acuerdo que concluirá
este año.
La información demuestra que la opción a favor
del arbitraje es más extendida de lo que se cree. Y que igualmente extendida
por todo el mundo está la certeza de que esta forma de solucionar los
conflictos que pudieran derivarse de un contrato, es más rápida y eficaz que
cualquier otra.
Para tomar nota.
EL EDITOR
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