Los miembros de la Comisión de Fiscalización del
Congreso le preguntaron a la presidenta del OSCE las razones por las que los
contratistas siempre ganan los arbitrajes. La Pontificia Universidad Católica
del Perú ha demostrado que eso no es verdad, pese a que el arbitraje, como se
sabe, es el único mecanismo que tiene a mano el proveedor para reclamar lo que
estima que le corresponde, a diferencia de la entidad que puede aplicar
penalidades, resolver el contrato, ejecutar fianzas y hasta hacerlo
inhabilitar, como se recuerda en esta misma edición.
El estudio, realizado sobre un universo de 400 laudos
arbitrales elegidos de un total de 2 mil emitidos entre el 2003 y el 2012,
revela que los contratistas en realidad ganan menos del 50 por ciento de lo que
demandan y que las entidades ganan un porcentaje ligeramente superior, lo que
evidencia que estas últimas ganan más de lo que pierden.
El Estado gana más que lo
que pierde
Algún observador acucioso podría decir que eso es
porque los proveedores por lo general piden más de lo que efectivamente
quieren. Eso es cierto. No menos cierto es, sin embargo, que en el 25 por
ciento de los casos, el contratista no gana absolutamente nada de lo que
reclama. Y en estos casos, por lo tanto, las entidades ganan todo, enderezando
la balanza y corrigiendo cualquier distorsión que podría generarse por
mecanismo exógenos como el anotado.
En PROPUESTA pensamos que los contratistas
deberían ganar en la mayoría de los casos porque, como queda dicho, el
arbitraje se constituye en el único mecanismo que tienen para reclamar lo que
estiman que les corresponde. Las cifras demuestran, empero, que no es así. O
que, muchas veces reclaman lo que no les corresponde, o que, simplemente, a
diferencia de lo que creen algunos, el Estado se defiende mejor que antes.
En cualquier caso, está claro que, contra lo que
podría pensarse, el Estado no pierde todos los arbitrajes. Al contrario, gana
más que lo que pierde.
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