DE LUNES A LUNES
Los últimos días, coronados por la más importante
celebración de la cristiandad, han estado muy intensos en lo que al mundo de
las contrataciones públicas y las concesiones se refiere. El lunes 14 el mismo
presidente de la República salió al frente de las críticas que en la víspera se
habían formulado contra los convenios que celebran algunas entidades para
confiar la administración de sus licitaciones y contratos en determinadas
oficinas de los organismos internacionales que se dedican a estas tareas. Casi
en simultáneo, como si se tratase de una acción coordinada o de respuesta
rápida, se activaron los mecanismos destinados a acelerar los trabajos
destinados a darle forma al proyecto de modificación de la Ley de Contrataciones
del Estado que el mandatario ofreció en su último mensaje a la Nación y que,
bien estudiado y analizado, podría presentar al Congreso de la República cuando
vuelva al hemiciclo el próximo 28 de julio. En paralelo se discuten los cambios
que deberían introducirse en el Reglamento, de un lado, para armonizar con los
que se incorporarían en la propia LCE, y de otro, para engarzar rápidamente con
la demanda del jefe de Estado de destrabar normas y acelerar procesos que,
según declaró, es lo que le ha obligado al país a contratar tres mil millones
de soles en los últimos tres años a través de esta modalidad. Estas reformas
quizás puedan aprobarse muy pronto incluso mucho antes de que la propuesta de
modificación de la Ley llegue al Parlamento.
Pero eso no ha sido todo. La presidenta del
Organismo Supervisor de las Contrataciones del Estado estuvo el miércoles en la
Comisión de Fiscalización del Congreso y contestó diversas inquietudes de sus
miembros. Especial preocupación manifestaron algunos representantes por las
razones por las que el Estado siempre pierde los arbitrajes, lo que no es
cierto según lo ha demostrado la Pontificia Universidad Católica del Perú en
una exhaustiva investigación elaborada por su Centro de Arbitraje sobre la que
volvemos a ocuparnos en esta edición en la que también abordamos los motivos
por los que las entidades no inician mayormente estos procesos que son el mejor
mecanismo para resolver los conflictos en la contratación pública.
Que todas estas dudas se disipen cuanto antes es
el mayor anhelo de PROPUESTA en la Pascua de Resurrección con la que concluye
esta Semana Santa.
EL EDITOR
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