Ese es, sin
duda, un extremo del problema. Los costos financieros que la renovación de las
fianzas innecesarias que no garantizan nada acarrean. Pero hay más. Los bancos
suelen restringir las líneas de crédito de sus ahorristas cuando quieren
afianzar operaciones con el Estado que a juicio del sistema representan altos
riesgos por las penalidades que aplican indiscriminadamente las entidades, por
las ampliaciones de plazo a las que están expuestas, por las prestaciones
adicionales que sobrevienen habitualmente, por las resoluciones y liquidaciones
contractuales que deciden y por las controversias que todas ellas generan.
Tener
innecesariamente comprometida toda la línea de crédito con un banco genera
daños y perjuicios que el proveedor está en todo su derecho de reclamarle al
cliente cuya actitud manifiestamente abusiva los ocasiona. Las oportunidades
perdidas son las más onerosas. Representan el denominado costo de oportunidad. La
doctrina lo identifica con aquello que el contratista ha dejado de ganar como
consecuencia de su abierto impedimento para participar en un procedimiento de
selección. No poder obtener una carta fianza es desde luego un impedimento que
puede gatillar el respectivo pedido.
El proveedor
debe probar que habitualmente participa en un número más o menos constante de
licitaciones en las que logra un éxito promedio perfectamente determinado. No
haber intervenido en algunas de ellas, aplicando el respectivo factor, puede
señalar en cuántos podría haber obtenido la adjudicación. Se reclama el monto
de la suma de las utilidades de esos concursos. Si en un mes por lo general me
presento a un total de diez procesos y de cada diez gano cuatro, en tres meses
es fácil colegir que puedo haber ganado doce siempre que haya un promedio de
diez convocatorias en las que podría haberme presentado.
La idea es
analizar licitaciones de valores similares a aquellos en los que compito para
hacer más realista el promedio. Es verdad que puedo no haberme presentado por
otras razones distintas a la imposibilidad de obtener la fianza, pero si en
tres meses no intervengo en ninguna de las que se convocan y en esos mismos
tres meses tengo congelada mi línea de crédito en mi banco, la conclusión no
puede ser otra: la falta de garantías es el motivo por el que no participo.
La entidad
podría argüir que no es responsabilidad de ella que el banco te haya bloqueado
la posibilidad de otorgarte nuevas fianzas, pero ese argumento no tiene futuro
pues el banco te cierra el acceso a nuevas garantías cuando no devuelves las
que tienes concedidas. Si la entidad te devuelve las que tiene injustamente
retenidas, recuperas tu línea de crédito y no tendrías ningún problema.
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