DE LUNES A LUNES
Según todos los medios de comunicación la cumbre económica más
importante de la región Asia – Pacífico que se desarrolló en el Perú
recientemente estuvo marcada por importantes negociaciones y por la suscripción
de nuevos acuerdos comerciales que incidirán en el futuro de los países
miembros de APEC así como de nuestro propio país, de manera particular, al ser
sede por tercera vez de este evento de trascendencia global, congregando a los
líderes de las 21 economías de la región que llegaron a Lima. Desde luego, ello
no hubiera sido posible ahora, de no existir el imponente Centro de
Convenciones que fue el escenario donde se celebraron las principales
reuniones.
El Centro de Convenciones está enclavado en una zona exclusiva que
incluye a la Biblioteca Nacional, al
Museo de la Nación y al Gran Teatro Nacional, que también fue escenario de
varias sesiones. También forman parte del conglomerado el Complejo
Administrativo del Sector Público Pesquero y del edificio del Banco de la
Nación que originalmente fue empleado de manera transitoria, este último, para
albergar las oficinas de los funcionarios de los países que asistieron en el
2015 a la Junta Anual de Gobernadores del Banco Mundial y del Fondo Monetario
Internacional, de manera que todos ellos tuvieron todos los eventos y sus áreas
administrativas en un solo lugar de forma tal que podían ir de un lado a otro a
pie. Esa previsión de construir para superar las necesidades del momento pero
pensando en el futuro es lo importante para optimizar el gasto.
Lo rescatable aquí en materia de eventos y convenciones es que APEC tuvo
también todo concentrado en un solo lugar lo que distingue al Centro de
Convenciones de cualquier otra plaza en el mundo destinada a eventos de esta
naturaleza. En buena hora. Como se recordará, se construyó expresamente para
que el Perú fuese sede de la reunión del FMI y del Banco Mundial, cumpliendo el
país con el compromiso de tenerlo listo para ese cónclave en su plazo, dentro
del costo programado y bajo el imperio de la legislación nacional sin recurrir
a ninguna fórmula como esas de las que se echa mano en la actualidad con el
único objeto de eludir los controles y procedimientos estandarizados sin
advertir que, quizás por eso mismo, las obras terminan superando varias veces
sus propios presupuestos.
El Centro
de Convenciones de Lima es una de las obras de infraestructura que más
galardones ha recibido a nivel mundial por su diseño, construcción,
equipamiento y funcionalidad. Los premios que ha ganado, ubicado en el primer
lugar, son el Architecture Masterprize 2019 en la categoría de Arquitectura
Institucional, que califica la excelencia e innovación del diseño, en
competición con 65 países; el American Architecture Prize 2017 en la categoría
de Diseño Arquitectónico, en competición con 68 países; y el International
Congress and Convention Association (ICCA) en el 2016. Ha sido finalista en el
World Architecture Festival 2017 en la categoría de Mixed-Use, en competición
con 60 países; en el WAN 2017 en dos categorías Civic Buildigs y Concrete in
Architecture, en competición con 1500 proyectos; en el Archmarathon 2017 en la
categoría Arte y Cultura en competición con 42 proyectos; y en el FAD 2017 en
la categoría Artes y Diseño, en competición con 463 obras.
Igualmente
ha obtenido reconocimientos de la Cámara de Comercio Peruano-Canadiense en el
2015 por su excelente infraestructura; y en el año 2017 en los Estados Unidos
como importante destino de reuniones internacionales como lo reportó el
Mincetur. El Centro de Convenciones de Lima es el más grande e imponente de
América del Sur. Hasta antes de su construcción las grandes cumbres en el Perú
tenían que realizarse en hoteles, en el Jockey Plaza o en el Museo de la Nación.
Para
muestra un botón. Un año antes de la inauguración del Centro de Convenciones se
realizó en Lima la XX Conferencia Internacional COP20 y la X Conferencia del
Protocolo de Kioto que es el órgano ejecutivo de la Convención Marco de las
Naciones Unidas para el Cambio Climático. Se desarrolló desde el 1 al 14 de
diciembre del 2014. Se gastaron 54 millones de dólares para recibir a los
representantes de 194 países. Las instalaciones comprendieron una gran carpa,
una sala plenaria para mandatarios y un centro de reuniones, todo ello sobre un
área de 90 mil metros cuadrados en una explanada de la Comandancia General del
Ejército, conocido como Pentagonito. Se levantó solo para el evento y se
desmontó ni bien éste concluyó. Todo ese dinero se extrajo de tesoro y nunca se
recuperó.
El Centro
de Convenciones tiene un área construida muy similar y tuvo un costo de 500
millones de soles, lo que arroja, dicho sea de paso, un metro cuadrado equipado
que no llega a los 6 mil soles, un valor que está por debajo del precio de las
edificaciones de vivienda en la zona, en el distrito de San Borja. Ese monto de
500 millones de soles equivale a 132 millones de dólares lo que significa que con
un poco más del doble de lo gastado en un solo evento en el 2014 el país ha
logrado hacerse de una edificación única en el mundo que le va a permitir
ahorrar todo ese dinero para organizar una infinidad de reuniones de toda
índole. Hasta la fecha el Centro de Convenciones ha sido en efecto anfitrión de
más de mil eventos nacionales e internacionales que le han permitido a Lima
posicionarse como una sede ideal para este tipo de reuniones que por lo demás
incrementan de manera sustancial, según el ministerio de Comercio Exterior y
Turismo, el número de visitantes procedentes de fuera en un segmento de alto
consumo que le generan al país ingresos superiores a los 42 millones de soles
anuales, considerando un promedio de 35 congresos con cerca de 20 mil
participantes en total cada año.
Si a ello se agregan los acuerdos y convenios que como consecuencia de estos eventos celebra el Perú como los países que nos visitan, como ha ocurrido en la última cumbre de APEC pues se comprenderá cabalmente todo los beneficios que el Centro de Convenciones le reditúa a la nación. Solo los ingresos para el país por este foro se estiman en 50 millones de dólares y los beneficios adicionales en el sector turismo y servicios se calculan en alrededor de 20 millones de dólares. Esta proyección resalta el potencial del foro como impulsor de crecimiento económico y desarrollo integral para el país. Nada de ello hubiera sido posible si no existiría el Centro de Convenciones de Lima.
Ricardo Gandolfo Cortés
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