DE LUNES A LUNES
La
Comisión de Integridad creada por Resolución Suprema 258-2016-PCM que encabeza
Eduardo Vega le presentó el lunes 5 al presidente Pedro Pablo Kuczynski un
amplio informe con cien propuestas concretas para promover el respeto a los
principios éticos, fomentar la transparencia así como prevenir y sancionar la
corrupción en el país.
El
documento plantea instaurar la máxima transparencia en el Estado, fortalecer el
servicio civil, fortalecer la integridad y la ética en el sector público,
evitar el tráfico de influencias, impedir el ingreso o reingreso a la función
pública de las personas condenadas por corrupción, narcotráfico y lavado de
activos. Propone transparentar el sistema de contrataciones del Estado, evitar
la corrupción en las obras públicas de infraestructura y fortalecer la
autonomía de los organismos reguladores, impulsar la simplificación
administrativa y el gobierno electrónico, reformar el sistema nacional de
control, promover la denuncia y proteger al denunciante. Igualmente, reformar
el sistema de justicia para erradicar la impunidad de los actos de corrupción,
reformar el Consejo Nacional de la Magistratura, combatir el lavado de activos
y fortalecer las facultades de la Unidad de Inteligencia Financiera, fortalecer
el sistema de defensa jurídica del Estado, impedir el uso de dinero ilícito en
las organizaciones políticas y en las campañas electorales, limitar la
inmunidad parlamentaria y promover la integridad en el sector privado.
En lo que
respecta a las contrataciones del Estado la Comisión sugiere hacer mucho más
amigable la página web del sistema electrónico para garantizar que todo
ciudadano pueda acceder fácilmente a los documento de cualquier proceso;
modernizar el Registro Nacional de Proveedores para que incluya información
desagregada de las contrataciones efectuadas por cada proveedor en los últimos
cinco años; capacitar a través del OSCE a los jefes de logística de todas las
entidades; reformar la Central de Compras para que se ocupa de los procesos más
grandes en los tres niveles de gobierno y que asesore a todas las entidades en
esta materia, dotándola de autonomía y especialización.
Otras
sugerencias son la de obligar a las entidades a informar mensualmente en sus respectivos
portales sobre el avance físico y la ejecución presupuestal de sus obras así
como hacer que sea público el valor referencial de todos los procesos de
contratación, lo que constituye una importante rectificación de la actual
tendencia a consolidar ese valor estimado que no se difunde y que permitiría
adjudicar los procesos a la oferta más baja con los grandes peligros que eso
comporta y que nosotros hemos combatido hasta el momento sin éxito.
Se desea
evitar el fraccionamiento indebido de las compras estableciendo un monto máximo
anual para adjudicaciones de menor cuantía para cada entidad, vinculado a un
porcentaje máximo de su presupuesto con cargo a que los casos que superen estos
topes sean autorizados por la máxima autoridad, bajo responsabilidad, exigencia
que se considera también para las adjudicaciones bajo la modalidad de postor
único, en tanto que para los procesos de contratación de gobierno a gobierno se
incluye en los comités especiales a un representante de la Contraloría General
de la República y a otro del Organismo Supervisor de las Contrataciones del
Estado. Se prohíbe, de otro lado, que el Estado contrate publicidad a través de
los medios de comunicación sin llevar a cabo un proceso de selección.
Igualmente se prohíbe que el Estado contrate a las personas que hayan sido
condenadas por delitos de corrupción así como para lavado de activos,
narcotráfico y crimen organizado para quienes se extiende lo que se ha dado en
llamar la muerte civil a efectos de que no puedan participar, quienes incurren
en estos últimos, en procesos electorales.
Una idea
interesante es establecer responsabilidad y sanciones efectivas para aquellos
funcionarios que no cumplan con pagar sus obligaciones contractuales cuando
correspondan y dentro del período previsto por la ley. Que esa exigencia no
solo se limite a los compromisos establecidos sino a los que se derivan de
sentencias judiciales y laudos arbitrales es fundamental, tal como nosotros lo
hemos venido reclamando con insistencia.
Una
propuesta polémica, sin duda, es disponer que el arbitraje en materia de
contratación pública sea únicamente institucional para beneficiarse de lo que
éste puede aportar en transparencia, seguridad y predictibilidad. El
planteamiento viene aparejado con el requisito de que los centros de arbitraje
autorizados para estos efectos sean aquellos acreditados por el OSCE, en línea
con lo que señala actualmente la Ley de Contrataciones del Estado. El problema
que se suscitará en lo inmediato es la falta de instituciones para atender la
demanda incalculable que esta medida creará en cuanto se formalice. Una
solución intermedia es provocar la constitución de nuevos centros y
descentralizar los existentes pero de manera ordenada para evitar que se repita
la proliferación que generó en su momento la Ley de Conciliación y la exigencia
de agotar esta instancia antes de iniciar diversos procesos judiciales.
Otra
iniciativa es crear una procuraduría especializada en arbitrajes en
contratación pública que monitoree y asesore a los defensores del Estado que
tienen a su cargo el patrocinio de estos procesos. Se supone que con el objeto
de discernir entre lo que hay que pelear de aquello en que lo mejor es buscar
un acuerdo para no propiciar perjuicios mayores, en suma, hacer evaluación de
riesgos y control de daños probables.
Para
evitar la corrupción en las obras públicas la Comisión de Integridad propone finalmente
desarrollar y aprobar un Plan Nacional de Infraestructura como política de
Estado que transparente y haga predecibles las decisiones públicas y privadas
en los próximos veinte años; asegurar que todos los contratos de las grandes
obras de infraestructura tengan cláusulas anticorrupción; exigir que entre la
fecha de adjudicación y la fecha de cierre del contrato el inversionista cuente
con un porcentaje adecuado de financiamiento comprometido para que no haya especulación
ni se negocien adendas de bancabilidad así como asegurar la efectiva ejecución
de las garantías de cumplimiento cuando correspondan.
EL EDITOR
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