En el 2012 el Perú obtuvo el compromiso del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial para celebrar en Lima la reunión anual de la Junta de Gobernadores que se debía realizar en octubre del año 2015. Para el efecto, el país debía contar con un Centro de Convenciones con capacidad para albergar a 10 mil personas entre otros requisitos. Desde que comenzaron estos cónclaves, probablemente por eso, sólo se habían realizado veinticuatro de ellos fuera de Washington. De esos veinticuatro solo dos se realizaron en Latinoamérica, uno en México en 1952 y el otro en Río de Janeiro en 1967.
El Estado firmó un convenio con
la OIM, que es un organismo de las Naciones Unidas dedicado a administrar
procesos de selección, para que convoque la licitación de la obra bajo la
modalidad de fast track que permite
la ejecución en tiempo acelerado tanto del diseño como de la construcción y
para que convoque igualmente el concurso para seleccionar la respectiva
supervisión.
La obra se construyó en un
terreno de cerca de 11 mil metros cuadrados en el distrito de San Borja vecino
a la nueva sede del Banco de la Nación, que se levantaba en paralelo y cuyas
instalaciones inicialmente sirvieron de oficinas para las delegaciones del FMI
y del BM así como de los 188 países que asistieron al evento.
El Centro de Convenciones tiene
diez pisos, cuatro sótanos, un área construida de 87 mil metros cuadrados de
los cuales 35 mil metros cuadrados corresponden a estacionamientos, 15 mil
metros cuadrados para las 18 salas de diferentes tamaños y 5 mil metros
cuadrados para la sala más grande para los plenos ubicada en el último nivel y
con capacidad para 3 mil 500 personas cómodamente sentadas. El resto de áreas
estaban dedicadas a oficinas administrativas, circulación y zonas de servicios.
El edificio tiene 25 escaleras mecánicas, 12 ascensores y dos montacargas.
Los trabajos empezaron en marzo
del 2014 y se terminaron a comienzos de setiembre del 2015, faltando un mes
para la inauguración del certamen, tal como estuvo programado desde el
principio. Merece destacarse que la obra no tuvo ningún adicional al monto
inicialmente contratado, con la única excepción de un equipamiento especial de
seguimiento a los altos funcionarios internacionales desde su llegada al país
hasta su salida a través de un software solicitado por el ministerio de
Economía y Finanzas en atención a los requerimientos de última hora de las
autoridades del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional. Ese
equipamiento especial tuvo un costo de 800 mil soles que representó el 0.17 por
ciento del monto total de la obra pero que, por cierto, no estuvo previsto
originalmente, razón por la que ni siquiera debería cargarse a sus costos de
construcción.
Cumpliendo con la solicitud de la
Junta de Gobernadores se hizo una entrega parcial de la obra antes del inicio
de las primeras reuniones para el ingreso de los proveedores y subcontratistas
internacionales que debían instalar los accesorios y servicios colaterales
propios del certamen, con cargo a devolverla una vez culminado el evento para
que el contratista encargado de su ejecución pueda levantar las observaciones
que se habían formulado, que desde luego eran muy menores al punto que no
afectaron el desarrollo de las reuniones ni tampoco han afectado a ninguno de los
más de mil eventos que se han realizado con posterioridad en sus instalaciones
las que por cierto nunca fueron devueltas conforme al compromiso adquirido.
El evento fue todo un éxito con
una asistencia de 15 mil personas en representación de las más importantes
instituciones financieras de todo el mundo. Vinieron la directora general del
FMI Christine Lagarde y el presidente del BM Jim Yong Kim así como los
ministros de Economía y presidentes de los Bancos Centrales de todas las
naciones invitadas. La delegación peruana estuvo presidida por Alonso Segura,
ministro de Economía y Finanzas de entonces, y por Julio Velarde, presidente
del BCR.
El Centro de Convenciones de Lima
es la obra de infraestructura que más galardones ha recibido a nivel mundial
por su diseño, construcción, equipamiento y funcionalidad. Los premios que ha
ganado ubicado en el primer lugar son el Architecture Masterprize 2019 en la
categoría de Arquitectura Institucional, que califica la excelencia e
innovación del diseño, en competición con 65 países; el American Architecture
Prize 2017 en la categoría de Diseño Arquitectónico, en competición con 68
países; y el International Congress and Convention Association (ICCA) en el
2016. Ha sido finalista en el World Architecture Festival 2017 en la categoría
de Mixed-Use, en competición con 60 países; en el WAN 2017 en dos categorías
Civic Buildigs y Concrete in Architecture, en competición con 1500 proyectos;
en el Archmarathon 2017 en la categoría Arte y Cultura en competición con 42
proyectos; y en el FAD 2017 en la categoría Artes y Diseño, en competición con
463 obras.
Igualmente ha obtenido
reconocimientos de la Cámara de Comercio Peruano-Canadiense en el 2015 por su
excelente infraestructura; y en el año 2017 en los Estados Unidos como importante
destino de reuniones internacionales como lo reportó el Mincetur. El Centro de
Convenciones de Lima es el más grande de América del Sur. Hasta antes de su
construcción las grandes cumbres en el Perú tenían que realizarse en hoteles,
en el Jockey Plaza o en el Museo de la Nación. Para la COP 20, que es el órgano
ejecutivo de la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio
Climático, que se reunió en Lima los primeros días de diciembre del 2014, se
tuvo que habilitar un área de 90 mil metros cuadrados en el Cuartel General del
Ejército a efectos de albergar a 12 mil visitantes.
En los diez años anteriores a su
inauguración el Perú había gastado más de 150 millones de dólares en montar y
desmontar escenarios para recibir mega eventos internacionales, según Carlos
Canales, presidente de una asociación que promueve a Lima como destino de
reuniones. El año pasado, el ministro de Comercio Exterior y Turismo declaró
que este segmento de turismo de reuniones podría generarle al país ingresos
superiores a los 42 millones de soles anuales, en alusión a los 35 congresos y eventos
con 17 mil participantes, confirmados para el 2022. Este año la cifra debe ser
mucho mayor.
Todo ello demuestra que es
perfectamente posible ejecutar obras públicas dentro del marco de la
legislación nacional, en permanente actualización, sin tener que recurrir a
experimentos ni fórmulas que eluden la acción de los organismos supervisores o
de la Contraloría General de la República. Y lo que es todavía más importante,
cumpliendo milimétricamente con los plazos establecidos y sin recurrir a ningún
adicional.
Importante comentario que respalda la contratación de obras públicas en el marco de las Contrataciones del Estado; sin embargo, creo que para comparar con las nuevas tendencias, se debería explicar con amplitud los alcances de los contratos de Administración de Recursos, cómo los que se suscriben con entes como la OIM, UNOPS y otros.
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