DE LUNES A LUNES
La semana pasada se anunció que se creará una
Autoridad Nacional de Infraestructura que se encargará de la ejecución de las
grandes obras que se requiera en cada región para hacer frente a los fenómenos
naturales que afectan al país.
El Ejecutivo presentará un proyecto al Congreso para
que la nueva entidad tenga oficinas en todo el país y se dedique a la
prevención y control de cuencas para evitar huaicos e inundaciones, a las
defensas ribereñas y a los sistemas de drenaje que no se han hecho o que han
colapsado, así como al mejoramiento de la cuenca del Rímac, tantas veces
postergada. Con el retiro de los materiales sólidos y los sedimentos que
arrastra el agua se aliviará el curso de los ríos para su mejor
aprovechamiento.
El Gobierno ha adelantado que se procederá a la
reorganización de la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios. Quizás
habría que repensar el futuro de esta institución que podría ser fusionada con
la nueva Autoridad Nacional de Infraestructura, cuya propia denominación ya no
es tan presuntuosa y que de subsistir independiente podría realizar las mismas
acciones que debería ejecutar la nueva entidad, duplicando presupuestos,
tiempos y proyectos. La idea no es armar una institución para que haga
exactamente lo mismo que hacía la que la precede sino imaginar una estrategia
distinta destinada a lograr sus fines.
En cualquier caso la ocasión es propicia para dejar
sin efecto los convenios de Gobierno a Gobierno que se han suscrito, cuyos
detalles se desconocen, como se ha denunciado nuevamente en estos días, aun
cuando se sabe que sus costos son muy superiores a los que se paga a los
profesionales peruanos que diseñan, supervisan, ejecutan obras y sobre todo
asumen las responsabilidades de sus actos y no se limitan a hacer una gestión
que no ha aportado ningún resultado satisfactorio salvo en el caso de
construcciones menores.
La nueva entidad debe concentrarse en contratar a las
empresas y profesionales peruanos que conocen perfectamente nuestra realidad y
que han construido su experiencia en nuestro territorio. Hay que hacer buenas
convocatorias, con buenas bases y con precios competitivos suficientes como
para realizar todas las investigaciones, pruebas y análisis que se requieran y para
controlar directa y permanentemente la ejecución de los proyectos.
Todos los países son bienvenidos al Perú siempre que
tengan algo que aportar a nuestro desarrollo. En el pasado organismos de
diversas naciones suscribían convenios de préstamo con los gobiernos en
condiciones muy favorables para nosotros, con varios años de gracia y con
intereses muy moderados, como parte de su propósito por contribuir al progreso.
Esos compromisos estaban destinados a financiar obras de gran envergadura que
se licitaban entre empresas del país que entregaba el dinero pero que se
presentaban a los procesos de selección obligatoriamente asociadas con empresas
peruanas, del país receptor de su contribución, en igualdad de condiciones, con
el objeto de garantizar una efectiva transferencia tecnológica y de realizar un
esfuerzo conjunto por sacar adelante los proyectos.
Eso de venir, suscribir un convenio, no traer ningún
préstamo y hacer que sus connacionales hagan diseños, supervisen y ejecuten las
obras, sin constituir consorcios equitativos con los contratistas del país que
los recibe y más bien subcontratándolos en condiciones, según se dice, muy por
debajo del mercado, resulta totalmente inaceptable.
Altos funcionarios diplomáticos extranjeros han
admitido que no tienen celebrados esta clase de contratos con ningún país. Sólo
con el Perú. Es lógico. La fórmula supone una nueva colonización que no se ha
admitido en ninguna otra nación y que sólo se explica por el afán de algunos de
escapar de las supuestas rigideces de las normas y de las fauces de la
Contraloría General de la República. Si las regulaciones son estrictas y no
permiten una adjudicación adecuada y eficaz pues hay que modificarlas para que
sean más útiles a las necesidades del país. Las leyes y reglamentos se pueden
adecuar a las exigencias de la realidad. Lo que no se puede hacer es escapar de
sus alcances para hacer lo que uno quiera.
Toda la infraestructura existente en el país o cuando
menos gran parte de ella ha sido levantada por constructores peruanos. Es
increíble que se prescinda de ese aporte y que se piense que puede ser
sustituido por profesionales muy respetables de naciones que nunca han sufrido
la furia de un huaico, el deslizamiento de un cerro, el aluvión que provoca el
desprendimiento parcial de un nevado o fenómenos similares.
Si los órganos de control entorpecen la ejecución de
los proyectos pues habrá que reformular sus mecanismos de intervención sin
ceder un milímetro en la labor de perseguir y sancionar los delitos pero siendo
más finos en la imputación de responsabilidades que en ocasiones se hace con
mucha prisa y sin advertir que la inocencia de los investigados de hoy termina
declarándose judicialmente después de muchos años de sacrificio, gastos y de
perder un tiempo valioso que no se recupera nunca y que el Estado nunca
indemniza.
Si los funcionarios públicos se niegan a tomar
decisiones habrá que empoderarlos y hacer atractivo el servicio a la nación
para que los mejores se sientan tentados a enrolarse en sus filas y contribuir
con sus conocimientos y su experiencia al desarrollo del país. Mientras más
competentes sean las autoridades que manejan el futuro, más seguras estarán de
las medidas que adopten en beneficio de todos y a prueba de cualquier acusación
que pretenda manchar su impecable foja de trabajo.
Ricardo Gandolfo Cortés
Buenas tardes: interesante publicación, pero permitame realizar algunas propuestas....1) Modificar la Ley y su Reglamento para que las controversias de los adicionales de obra puedan ser resueltas a traves de JRD y/o arbiraje 2) Modificar la formula de incidencia del porcentaje de adicionales mayores a 15%, deberia excluirse el monto de los mayores metrados.. 3) Modificar el porcentaje de incidencia del 15% al 20% para que la ejecucion y pago sean autorizados por la CGR adicionales de obra, con esto se evitaria que muchas obras se paralicen
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