Una de las causas más frecuentes del incremento de los costos en las obras públicas es que se contratan sin tener completos los diseños, planos y demás documentos que conforman el expediente técnico y que resultan indispensables para su ejecución. Lo peor es que a veces se convocan las licitaciones sólo con estudios de factibilidad y sin tener disponibles los terrenos sobre los que se va a construir ni saneadas y levantadas las interferencias.
El propósito de hacer obras a toda prisa nos está empujando a emplear modelos de construcción tipo fast track que permiten el diseño y la ejecución en forma simultánea, sin culminar el proyecto, superponiendo actividades que habitualmente se hacen de manera secuencial para optimizar los recursos y alcanzar una importante reducción del plazo.
No es, desde luego, la fórmula ideal porque exige ciertas liberalidades –que las legislaciones de ordinario no admiten– para ir sorteando rápidamente los obstáculos que se presenten en el camino, como se ha podido comprobar en un caso reciente que comprendía un conjunto de edificaciones que lograron terminarse a tiempo pero a costa de sacrificar algunas de ellas, traslapar fondos y acondicionar otras preexistentes en lugar de levantar nuevas.
El presupuesto del Teatro de la Ópera de Sídney, una de las obras emblemáticas del mundo, fue estimado en 1957 en 7 millones de dólares y debió inaugurarse en 1963. Los trabajos acabaron en 1973 y su precio final fue de 102 millones de dólares, es decir, más de 14 veces su monto de partida, por circunstancias diversas, entre ellas por empezar la construcción antes de tener los diseños concluidos. Hay muchos otros ejemplos y otras causas vinculadas al paso de los años y a las variaciones de la geografía.
Que los precios escalen a esos niveles no debería alarmar si es que están justificados. Más aún si se construye sin realizar todas las perforaciones, análisis de suelos y exámenes de laboratorio requeridos. Mejor es, sin embargo, ahorrarse la necesidad de sustentar estos aumentos y completar los estudios con costos reales y no ficticios.
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