domingo, 15 de junio de 2014

¿Hasta cuándo?

Con licencia para matar

Finalmente parece que el Poder Ejecutivo se lanza a la aventura de enviar un nuevo proyecto de Ley de Contrataciones del Estado al Congreso de la República. No es la decisión más feliz, sin duda. Porque una nueva ley sólo se justifica, en cualquier caso, cuando se va a cambiar virtualmente casi toda la anterior. Si se va a repetir su texto con alguna que otra reforma, se debe proceder a la modificación. Es por lo demás, lo correcto. Que las leyes vayan adaptándose a las exigencias de cada época, que incorporen en sus textos lo que su aplicación práctica progresivamente va aconsejando. Lo venimos diciendo desde esta esquina desde hace años. Y nos satisface comprobar que se nos hizo caso en varias ocasiones y muy puntualmente en el 2001 y en el 2004 cuando se emprendieron reformas significativas sin desechar la ley. En el 2008 se pensó distinto y se promulgó el Decreto Legislativo 1017, que hasta ahora rige, cierto que con variaciones importantes pero sin cambiar de norma. Hoy se quiere volver a cambiar. ¿Hasta cuándo?
¿Cuándo vamos a demostrar como país cierta madurez legislativa que permita que las normas se adapten a los cambios y a las necesidades de cada momento? Felizmente el cambio que se viene no es traumático como se temía, pero por eso mismo debería hacerse gradualmente, midiendo cada modificación, probándolas, actuando con extremado celo y serenidad, sin dejarse llevar por el afán de ponerle la firma a una ley propia. El asunto es muy sensible y compromete la inversión pública en su conjunto, razón por la que ir con cuidado es lo más recomendable. Siempre.

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