domingo, 30 de septiembre de 2012

La seguridad de la propuesta técnica


No basta que esté
firmada y foliada

Según el penúltimo párrafo del artículo 66º del Reglamento, “si las Bases han previsto que la evaluación y calificación de las propuestas técnicas se realice en fecha posterior, el Notario o Juez de Paz procederá a colocar los sobres cerrados que contienen las propuestas económicas dentro de uno o más sobres, los que serán debidamente sellados y firmados por él, por los miembros del Comité Especial y por los postores que así lo deseen, conservándolos hasta la fecha en que el Comité Especial, en acto público, comunique verbalmente a los postores el resultado de la evaluación de las propuestas técnicas.”

Estas seguridades con que se rodea a las propuestas económicas contrastan, sin embargo, con las que se establecen para el caso de las propuestas técnicas que se quedan en poder de la entidad y que, según el artículo 63º, “cuando […] se presenten en hojas simples se redactarán por medios mecánicos o electrónicos, llevarán el sello y la rúbrica del postor y serán foliadas correlativamente empezando por el número uno.” No parece suficiente toda vez que ello no garantiza que no se eliminen y/o se sustituyan hojas con el objeto de sembrarle a un contratista documentos falsos o con información inexacta a efectos de que más adelante se le abra un proceso sancionador y termine siendo inhabilitado para contratar con el Estado, en realidad sin haber incurrido en ninguna infracción.

En el pasado, así como el Notario o el Juez de Paz se llevaba todas las ofertas económicas también se llevaba un ejemplar completo de todas las propuestas técnicas, igualmente cerradas y hasta lacradas, a fin de que ese documento prevalezca sobre cualquier otro en caso de que se observe su idoneidad o que haya discrepancia entre el contenido de las propuestas que tiene en su poder el comité especial para su evaluación. Es decir, una instancia más quedaba comprometida con la seguridad de las propuestas y una instancia del más alto nivel de confiabilidad a la que se recurría en caso de duda. Es una práctica que no existe ahora y que es recomendable reponer habida cuenta de la trascendencia y de las implicancias de este acto de presentación de propuestas.

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