domingo, 2 de abril de 2017

La tarea es crear escuela

DE LUNES A LUNES

Como consecuencia de la decidida opción por el arbitraje institucional tomada por la Ley de Contrataciones del Estado, a través de las modificaciones introducidas a su texto por el Decreto Legislativo 1341, y por su Reglamento, a través de los ajustes incorporados por el Decreto Supremo 056-2017-EF, que han terminado reduciendo al arbitraje ad hoc a su mínima expresión, PROPUESTA reitera sus antiguos conceptos en el sentido de que hay procesos buenos y malos en una y otra modalidad arbitral.
Somos conscientes de que los arbitrajes institucionales están o deberían estar rodeados de mayores garantías y en esa línea somos los primeros en reclamar y ponderar que los centros tengan elevados estándares éticos, morales y profesionales que marquen la diferencia. Nos preocupa que los actuales centros no tengan las capacidades logísticas para atender la creciente demanda de procesos y que no se encuentren instalados en todo el territorio nacional. Nos preocupa que la reforma ocasione la creación de nuevos y diversos institutos arbitrales de las más variadas formas y procedencias con el único objeto de no quedarse fuera del sistema y que en ese esfuerzo al final continúen actuando en el arbitraje en contrataciones públicas los mismos operadores de los que, al menos en apariencia, las autoridades quieren librarse.
Quizás pueda ser más útil crear exigencias muy puntuales que podrían minimizar el impacto de determinadas decisiones, como por ejemplo, impedir que una misma entidad o proveedor elija a un mismo árbitro en más de cinco procesos arbitrales en un período de cinco años o exigir que todas las actuaciones arbitrales sean difundidas en línea y que la transparencia no se limite a la publicación de los laudos, de las recusaciones y de los nombramientos.
Tampoco se puede reclamar que aquí se apliquen regulaciones que corresponden a otras realidades en las que no hay un número tan elevado de arbitrajes como en el Perú. Es cierto que la nueva normativa apunta a reducir considerablemente esa estadística pero no menos cierto es que eso tomará un buen tiempo. Mientras tanto, la tarea es formar nuevos árbitros y crear escuela para que no todo vaya a arbitraje y que la cantidad de los procesos se reduzca a los que efectivamente revelan una controversia. Sincerar los arbitrajes es la gran tarea del momento. Y en ese esfuerzo, todos están llamados a colaborar.
EL EDITOR

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