El miércoles 29 empezaron en el
Cusco las actividades organizadas por la Asociación Zambrano y el Centro de
Arbitraje de la Cámara de Comercio local en el marco del V Congreso
Internacional de Arbitraje celebrado en las instalaciones del Centro de
Convenciones de la Municipalidad Provincial en la Plaza Regocijo. Al día
siguiente se dio formal inicio a las ponencias de los distintos expositores que
se extendieron hasta el viernes. El cónclave fue clausurado por el alcalde
quien felicitó a la doctora Karina Zambrano por su perseverancia y por su
permanente lucha para difundir los medios de solución de controversias más
conocidos como la conciliación, la mediación y el arbitraje que fueron las
materias sobre las que giró el certamen.
Nuestro editor, Ricardo Gandolfo
Cortés, hizo uso de la palabra en la sesión final disertando sobre el derecho
de la entidad a rechazar ofertas como elemento indispensable para evitar
futuros conflictos, haciendo énfasis en la necesidad de liberar a los
funcionarios públicos de la obligación de sustentar las razones por las que desestiman
alguna propuesta, en bienes y servicios, y reiterando la advertencia de que ese
trámite puede impedir el ejercicio de esta prerrogativa toda vez que,
eventualmente, podría dar lugar, de un lado, a una frenética batalla del
proveedor en trance de justificar sus precios y de obtener la adjudicación de
la respectiva prestación, si lo logra. De otro lado, en el caso de no lograrlo,
podría alentar a los órganos de control a abrir procesos de determinación de
responsabilidades contra aquellos servidores que desechen ofertas que podrían
resultar más favorables a la entidad según un criterio meramente económico.
En materia de ejecución y
consultoría de obras nuestro editor manifestó su preocupación por la
eliminación del límite inferior hasta donde se pueden recibir ofertas que,
hasta ahora, es del noventa por ciento del valor referencial y su sustitución,
de conformidad con lo dispuesto en el Decreto Legislativo 1341, por el ochenta
por ciento del promedio de todas las propuestas hábiles. Explicó con algunos
cuadros y corridas que esa nueva fórmula iba a empujar el límite más abajo del
noventa por ciento actual, que si bien no es lo mejor, porque elimina la
competencia económica, por lo menos garantizaba que no se presenten las
denominadas ofertas ruinosas, aquellas con montos manifiestamente insuficientes
para desarrollar el trabajo materia de la convocatoria. Con el nuevo esquema
iban a quedar en carrera, y con grandes posibilidades de ganar, propuestas al
ochenta, setenta y hasta sesenta por ciento del valor referencial.
El expositor subrayó que a
diferencia del fútbol, deporte en el que en ocasiones los equipos tratan de
recuperar en la mesa lo que perdieron en la cancha, en las contrataciones
públicas puede ocurrir lo contrario, que algunos postores traten de recuperar
en la cancha lo que perdieron en la mesa, al reducir sus ofertas a precios muy
bajos. ¿Cómo recuperan en la ejecución de las obras el dinero que dejaron
escapar en el proceso de selección para asegurarse una adjudicación que
prioriza el precio más bajo? Pues inventando adicionales que no existen,
entrando en contubernio con otros contratistas e incurriendo en general en
malas prácticas o actos ilícitos, precisamente lo que se trata de combatir y
erradicar en la actualidad como consecuencia de los hechos recientemente
descubiertos.
En esa línea nuestro editor
recordó su propuesta –que tuvo éxito– de incorporar, en la etapa de evaluación que le
corresponde regular al Reglamento, el doble promedio, al estilo del anterior
Reglamento Único de Licitaciones y Contratos de Obras Públicas (RULCOP), que
estuvo vigente hasta 1998, con el objeto de calificar con la puntuación más
alta ya no a la oferta más baja, que con toda seguridad no es la mejor, si no a
la que esté más próxima a ese segundo promedio, que tampoco será la mejor pero
estará más cerca de serlo que la más baja. En esa línea, admitió que la
propuesta de precio más alto necesariamente tampoco es la mejor, aunque
definitivamente tiene más posibilidades de serlo que las otras. Optar por la
más próxima al promedio significa priorizar por el precio del mercado que
siempre es preferible, entre otras razones, porque corta la mala costumbre de elegir
lo más barato que, como es sabido, siempre sale caro.
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