DE LUNES A LUNES
A propósito de las críticas corrosivas y algunos dislates que en los últimos días se le ha endilgado injustamente a la Ley de Contrataciones del Estado, PROPUESTA reitera –lo que dijimos en nuestra primera edición– que la Ley Nº 26850, cuyo proyecto tuve el honor de elaborar, inició hace quince años una revolución en materia de contratación de obras, suministros, bienes y servicios en cuya virtud se unificó una legislación dispersa y contradictoria y se creó un solo Consejo Superior (CONSUCODE, hoy OSCE) y un único Tribunal que desde entonces resuelve las reclamaciones que se susciten hasta antes de la suscripción de los respectivos contratos, habida cuenta que después cualquier controversia se dirime a través de la conciliación o el arbitraje, lo que constituyó la más importante innovación normativa, universalmente reconocida, que se conserva hasta nuestros días, es cierto que contra viento y marea. Las posteriores modificaciones de la LCE, en varias de las cuales también he participado, han ido incorporando las experiencias y lecciones que su aplicación práctica aconsejaba. Como toda obra humana, debe perfeccionarse con el paso del tiempo. Que ello no siempre sea así y que en ocasiones asomen más retrocesos que avances es un riesgo permanente que sin embargo no enerva sus beneficios ni debe amilanar a los especialistas para persistir en la labor pedagógica de difundir planteamientos concretos para corregir sus errores y excesos.
domingo, 28 de octubre de 2012
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