lunes, 4 de julio de 2022

Eficacia y eficiencia en la contratación pública

El proceso de contratación y las decisiones que se adopten en su ejecución deben orientarse al cumplimiento de las metas que se ha trazado la entidad que lo convoca, priorizándolos por sobre las formalidades no esenciales que eventualmente pueden distraer el logro de los objetivos para garantizar la efectiva y oportuna satisfacción de sus fines que deben tener una repercusión positiva en las condiciones de vida de las personas y en el interés público en términos de calidad con el propósito de hacer un mejor uso de los recursos con que se cuenta. Esa es, palabras más, palabras menos, la definición que la Ley de Contrataciones del Estado emplea para explicar los alcances del principio de eficacia y eficiencia.

Eficacia, según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, es la capacidad de lograr el efecto que se desea o se espera. Eficiencia, a su turno, es la capacidad de disponer de alguien o de algo para conseguir un efecto determinado. O la capacidad de lograr los resultados deseados con el mínimo posible de recursos.

Queda por determinarse si se pueden alcanzar los mismos objetivos con menos recursos de los que con toda seguridad los garantizan. El sistema de adjudicación en general está diseñado para adjudicar los procesos a aquellos postores que oferten los precios más bajos con lo que, como reiteramos a menudo, se prescinde de aquellos que ofertan los precios más altos que son habitualmente quienes ofrecen los servicios o las prestaciones de mayor calidad.

La gran discusión es si se prioriza la calidad o el precio y está claro que si el Estado tiene recursos no debería escatimar esfuerzos por procurarse lo mejor. Condenar a las entidades a contratar a quienes cotizan los montos más bajos es obligarlos a abstenerse de pretender aquello que el particular, si está en la posibilidad de pagarlo, contrataría sin lugar a dudas.

Los mecanismos de adjudicación que se definen mediante la aplicación de fórmulas que combinan la puntuación técnica con la puntuación económica son híbridas porque no definen cuál es la propuesta de mayor calidad ni cuál es la propuesta de más bajo precio, pese a que a ambas las evalúan con las calificaciones más altas.

La más elevada eficacia se obtiene no con menos recursos sino con la mayor cantidad de recursos para asegurar una mejor prestación. Eso puede no ser eficiente pero será siempre lo más conveniente para el Estado.

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