domingo, 13 de enero de 2013

Conectar la productividad del trabajo con las aspiraciones de las regiones


El vicerrector de la Universidad Católica, Efraín Gonzales de Olarte, ha señalado –en un interesante artículo publicado en El Comercio el lunes 7 de enero– que ha llegado el momento de promover la importación de bienes de capital, de tecnología y capital humano altamente calificado aprovechando la fortaleza del sol y las bajas tasas de interés a efectos de tratar de hacer parte de la tercera revolución industrial en el Perú.


Es verdad que al país le faltan profesionales altamente capacitados en distintas disciplinas. También es verdad que en ocasiones y para determinados procesos de selección se exige que el personal propuesto por los postores para el desarrollo de los trabajos tenga maestrías, doctorados y experiencias que desbordan largamente las exigencias propias de ciertas posiciones con lo que se agrava aún más la escasez a la que se refiere Gonzales de Olarte.

El economista admite que el panorama internacional será mejor que en el 2012 pues tanto Europa como los Estados Unidos están enfrentando la crisis con políticas heterodoxas que relanzarán la actividad económica como consecuencia de los ajustes que están introduciendo en sus mercados. Reconoce que no habrá grandes logros pero se aquietarán las expectativas y sobrevendrá la calma que creará las condiciones para que los países chicos sigan creciendo dentro de los límites que les imponen sus respectivas realidades. Al Perú, según Gonzales de Olarte, le sobran recursos naturales pero le falta capital físico y sobre todo capital humano.

La ausencia de capitales nacionales es una característica de todos los países chicos en los que no se acumula la riqueza ni que crea un empresariado fuerte capaz de comprometerse firmemente con su desarrollo y de enfrentar los desafíos del futuro con sus propios recursos. Los fondos privados no llegan a los niveles que la inversión reclama razón por la que se necesita al capital foráneo que por su volumen lidera los consorcios que se conforman y dirige sus operaciones según sus particulares intereses. Para que eso cambie, los capitales nacionales tendrán que consolidarse, concentrarse, reinventarse y convencerse de que reuniéndose en alianzas estratégicas pueden eventualmente alcanzar objetivos que siempre les serán esquivos si los pretenden lograr en forma individual.

En cualquier caso, la coyuntura, como lo confirma Gonzales de Olarte, sirve la mesa para la reforma del Estado y para propiciar políticas sectoriales con las regiones destinadas a promover inversiones que sean capaces de conectar la productividad del trabajo como las aspiraciones de sus poblaciones.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario