El
miércoles 1° de octubre se desarrolló un foro sobre la legislación que afecta a
la consultoría de infraestructura en los países de la región organizado por la
Federación Panamericana de Consultores (FEPAC) conjuntamente con la Cámara
Colombiana de Infraestructura, la Associacao Brasileira de Consultores de
Engenharia, la Asociación Española de Empresas de Ingeniería, Consultoría y
Servicios Tecnológicos – Tecniberia y la Asociación Peruana de Consultoría.
En
el evento expusieron los colombianos Juan Carlos Quiñones, vicepresidente de la
CCI, y Miguel Betín Jaraba, vicepresidente de FEPAC; los brasileros Ricardo
Gomes, past presidente, y Joao Recena, vicepresidente de ABCE; el español Luis del Pozo Vindel,
vocal de Tecniberia; y los peruanos Elías Tapia Julca, presidente, y Ricardo
Gandolfo Cortés, director de la APC.
Nuestro
editor trató sobre los riesgos que confronta la consultoría en la actualidad y
con ese fin enumeró algunos peligros que se ciernes sobre esta actividad en
Iberoamérica destacando cuatro: Que no se adjudiquen los contratos a los
mejores; que no se valore la experiencia de los postores; que otros actores
ajenos a los contratos aprueben los costos finales de los proyectos; y que
nadie tome decisiones con lo que las obras terminan paralizándose.
Respecto
a los procedimientos de selección cuestionó la cada vez más alta incidencia del
precio que se oferta en el otorgamiento de la buena pro, mecanismo que nunca
favorece la elección de la mejor propuesta, porque absolutamente todos los
postores ofrecen el monto más bajo que permita la convocatoria, habida cuenta
de que como se le asigna el puntaje más alto al que tenga el precio más bajo,
nadie quiere dejar puntos en esta etapa, generándose los perniciosos empates
masivos que se definen por sorteo.
En
cuanto a la experiencia cada vez se acorta más el plazo que tienen los postores
para acreditarla. En el Perú se ha logrado incrementar algo, pero es frecuente
que sólo se admitan los trabajos ejecutados en los últimos diez o veinte años,
como si los proyectos anteriores, que están en plena operatividad y que han
demostrado su vigencia a lo largo de los años no deban tener más valor que
aquellos que recién están en funcionamiento y no se sabe cómo resistirán el paso
del tiempo.
En
lo que concierne a los adicionales se sigue permitiendo la participación de
instituciones ajenas a la ejecución de las obras aprueben estas prestaciones, a
partir de determinado porcentaje del monto original del contrato, sobre la base
de los informes que emiten profesionales que no tienen ni el currículum ni la
especialización de aquellos que las autorizaron en la propia entidad que las
ejecuta.
En
materia de decisiones se quejó de que comprensiblemente ningún funcionario las
toma por temor a las represalias, a las investigaciones y a los juicios, de los
que habitualmente sale bien librado pero a costa de perder mucho tiempo y
dinero. Los mismos funcionarios aconsejan a los proveedores reclamar sus
derechos en la vía arbitral. Ahora sin embargo los auditores también están
enjuiciando a los árbitros con lo que ni siquiera ellos, que constituyen una
jurisdicción independiente, ya quieren tomar decisiones, con lo que los
contratos finalmente se paralizan.
Ojalá
todos estos riesgos desaparezcan en breve. Todos estamos empeñados en que así
sea.

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