El martes circuló la noticia de que el gobierno evalúa la posibilidad de negociar con Dubai Ports World (DPW), concesionaria del Muelle Sur del Callao, para que transfiera este negocio a otra empresa en la eventualidad de que gane la concesión del Muelle Norte, actualmente administrado por la Empresa Nacional de Puertos (ENAPU). Como se sabe, las bases de este último proceso prohíben el monopolio. Sin embargo, DPW solicitó al Segundo Juzgado Constitucional de Lima una medida cautelar que ha sido concedida para que no se le impida participar. La resolución judicial ha sido apelada por el procurador del Ministerio de Transportes y Comunicaciones y se espera que sea vista en breve. Al derecho a la libertad de contratar con fines lícitos se opone el principio de fomentar la mayor competencia posible en beneficio de los consumidores o usuarios.
En los días previos se había anunciado que las compañías Hutchinson Port Holdings, APM Terminals y Ports América presentaron documentos para la precalificación para la concesión del Muelle Norte, destacándose siempre que los requisitos establecidos para los postores garantizarán una competencia adecuada que facilitará no sólo la inversión correcta, que será obligatoria, sino las menores tarifas y los mejores servicios. El propio ministro de Transportes y Comunicaciones, Enrique Cornejo, subrayó que precisamente para hacer frente a la competencia actual de ENAPU, DPW había reducido las tarifas de almacenamiento temporal en el Muelle Sur.
Más recientemente se ha dicho que las señaladas empresas podrían retirarse del concurso si es que DPW participa. Eso ha empujado al gobierno a buscar otras alternativas y evitar una corrida de postores. Una de esas opciones, planteada en el seno de la Autoridad Portuaria Nacional (APN) sería la de la transferencia de la concesión con lo que se evitaría el manejo monopólico del puerto y de paso se eliminaría la supuesta ventaja a favor de DPW. Lo primero parece claro en la medida de que esa transferencia se haga a favor de otra conocida empresa operadora. Lo segundo, no tanto. Aunque ciertamente podría contribuir a crear un mejor clima en el proceso. Quizás una solución sería que si DPW gana se obligue a transferir la concesión del Muelle Sur, por ejemplo a quien quede segundo en este otro proceso, si éste lo acepta o a cualquier otro en caso contrario, con lo cual quienes intervienen sabrán que si no se les adjudica el Muelle Norte tienen aún posibilidades de recibir el Muelle Sur.
Adviértase que el Muelle Sur, actualmente conformado por dos de un total de tres amarraderos, operará con nueve grúas pórtico lo que le permitirá trabajar en simultáneo con hasta tres buques de gran calado (superpost Panamax). La concesión del Muelle Norte, en cambio, incluirá un total de diecinueve grúas pórtico, algunas de las cuales se ubicarán en un nuevo terminal de contenedores, adicional al existente en el Muelle 5, y en los nuevos amarraderos, tal como lo informó esta semana el diario Gestión.
Alentar la competencia y evitar el monopolio tiene sus razones en actividades que comprometen a usuarios y operadores diversos en busca de un mejor precio. Obviamente no es el caso de la construcción de los terminales o de cualquier otro tipo que podrían ser adjudicados a un mismo postor sin que eso suponga la constitución de un monopolio. Técnicamente el monopolio es la concesión otorgada por la autoridad competente a una empresa o consorcio para que aproveche con carácter exclusivo alguna industria o comercio en cuyo mercado la oferta de determinado producto se reduce a un solo vendedor o proveedor.
La mejor prueba de los resultados de promover la competencia lo ofrece la propia DPW que, como queda dicho, ha bajado sus precios de almacenamiento temporal en el Muelle Sur para contrarrestar la competencia de ENAPU que no le hace una pelea fuerte pero que meritoriamente la ha obligado a reducir sus márgenes. En buena hora.
domingo, 30 de enero de 2011
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