domingo, 21 de julio de 2013

Dispute boards y arbitraje

Con licencia para matar

El Centro de Análisis y Resolución de Conflictos de la Pontificia Universidad Católica del Perú que dirige el doctor César Guzmán Barrón organizó el martes 16 un concurrido Conversatorio sobre la Experiencia de los Disputes Boards en América Latina en el Centro Esquilache y en cuyo desarrollo expuso el doctor Roberto Hernández García, abogado mexicano especializado en la materia. Varios asistentes nos confiaron que tomaron conocimiento del evento a través del anuncio que hicimos en nuestra última edición, detalle que nos satisface porque demuestra una importante capacidad de convocatoria y de colaboración que siempre ponemos al servicio de esta clase de actividades.
Actuaron como panelistas los miembros de la Sociedad Peruana de Derecho de la Construcción Ricardo Rodríguez, Jaime Gray y Carlos López. Este último respondió, sin mencionarnos, a las críticas y sugerencias que formulamos la semana pasada en relación a este mecanismo de solución de controversias y al interés de incorporarlo en el Perú en la normativa sobre contratación pública. Específicamente se mostró en desacuerdo con el planteamiento de dividir materias y de dejar algunas cuestiones para que sean ventiladas directamente y sin escalas en la vía arbitral.
El expositor no puedo asegurar, al ser requerido, alguna forma para evitar que las entidades del Estado vayan a terminar convirtiendo a los dispute boards en una instancia más que dilate y encarezca toda reclamación, peligro que en realidad amenaza a toda fórmula que no sea vinculante y obligatoria para las partes. Confió, más bien, en la capacidad de los operadores para entender y asimilar las decisiones que se emitan con un criterio que desafortunadamente no podrá alcanzarse con las normas de control que tenemos.

La comparación de los dispute boards y el arbitraje con la carreta y el automóvil sin bien resultó muy original no calza con la realidad porque nadie se imagina al arbitraje, que tan buenos resultados cosecha, como un carruaje antiguo tirado por caballos que sólo le da vueltas a la Plaza de Armas y que no tiene ninguna utilidad mayor.

2 comentarios:

  1. Buenas tardes. Soy Roberto Hernández, el expositor al que hace referencia el Doctor Gandolfo.
    Aprecio los comentarios del Doctor, y me gustaría, saber cual es la propuesta que el Doctor Gandolfo hace para que en Latinoamérica evitemos obras públicas no concluidas, obras interrumpidas, y finalmente litigios post-mortem. Siendo yo un gran creyente del arbitraje, escucho con tristeza que varios países de nuestra región consideran que este medio de solución de controversias ha sido secuestrado por actores no éticos calificados inclusive como corruptos (solamente reproduzco lo que escuché, no lo afirmo). Confío en que el Doctor Gandolfo podrá hacer una propuesta sensata, dado su conocimiento en la materia. Doctor: desde México un saludo afectuoso. Ya no lo pude ver para conversar, pero espero que tengamos tiempo en un futuro. Un abrazo

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  2. La solución para evitar que las obras públicas terminen paralizadas y en litigio está en los contratos que se suscriben para ejecutarlas. En la medida que esos contratos reflejen precios razonables y obligaciones susceptibles de ser cumplidas, en esa misma medida pueden concluir satisfactoriamente. Si, por el contrario, esos contratos comprenden valores insuficientes y objetivos imposibles, invariablemente van a generar conflictos. Los conflictos deben resolverse de la manera más rápida y eficiente. Si es durante la misma ejecución del contrato, a través del dispute board, que es una fórmula de mucho éxito en el sector privado y señaladamente en el ámbito FIDIC; si es después, a través del arbitraje, que es una fórmula más antigua destinada a resolver litigios donde es más difícil que las partes admitan una solución intermedia. En el Perú los arbitrajes duran la décima parte que los juicios, en promedio de 7 meses a un año, y el riesgo de que los brazos de la corrupción lo dominen es menor porque aquí, en contratación pública y en breve en los demás casos, las resoluciones y laudos se publican y la transparencia y la publicidad terminan licuando y expectorando de la actividad a todos aquellos que incurren en malas prácticas. Adicionalmente pueden ser demandados y sometidos a juicios interminables que más bien deberían regularse para que no se abuse de ellos, no se crea que son una instancia más del proceso y no terminen ahuyentando a los mejores profesionales del ejercicio de esta modalidad de solución de disputas. Muchas gracias por su comentario, Dr. Hernández. Me felicito de encontrarnos en la misma línea de lucha por más transparencia y más celeridad en la resolución de conflictos. Un abrazo. Ricardo Gandolfo.

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