domingo, 18 de diciembre de 2011

Falta de estacionamientos en Lima

DE LUNES A LUNES

Uno de los múltiples problemas que confronta la ciudad de Lima es el de la falta de estacionamientos para la gran cantidad de vehículos que circulan por el centro histórico y por los distritos de la periferia. En lugar de darles facilidades a los conductores parecería que los municipios se esmeran por crearle complicaciones. Cada día son más las áreas para parquear automóviles que se cierran supuestamente en beneficio de mayores áreas verdes que nunca se consolidan.

A la ya conocida proliferación de edificios y puertas de cocheras particulares que impiden estacionar en las calles se une esa absurda política destinada a evitar que se cuadren vehículos alrededor de los parques al punto que se bloquean de las formas más ingeniosas para lograr ese cometido. Se han visto casos en que se plantan árboles y plantas que deberían ubicarse dentro de los parques, fuera de ellos, con el único propósito de impedir los parqueos.

En ciertas avenidas, hasta no hace mucho, era habitual encontrar en sus bermas centrales espacios especialmente diseñados para el estacionamiento de vehículos. Ahora se las ha eliminado de un plumazo. ¿Dónde parquean esos autos? No hay ningún lugar. Las playas estacionamiento, supuestas beneficiarias de estas acciones, no tienen espacios disponibles y a menudo ubican a los autos unos detrás de otros impidiendo y retrasando sus desplazamientos y perjudicando a los usuarios.

¿No es hora de cambiar? ¿De darse cuenta que la ciudad necesita de soluciones ingeniosas para evitar su mayor congestión? Que se habiliten espacios para el estacionamiento vehicular. Si las municipalidades lo estiman pertinente, que pongan parquímetros para obtener algún ingreso adicional por este servicio. Pero que hagan algo. No es posible que miles de vehículos estén dando vueltas por la ciudad buscando donde estacionarse. Al tiempo perdido en llegar a determinado destino hay que adicionarle el tiempo que se perderá en buscar donde dejar el carro.

Alentar el uso del servicio de transporte público masivo, el servicio de taxis o el servicio de choferes particulares, no es la solución. En cualquier caso, es parte de la solución. La solución está en darle al usuario lo que quiera. Si éste quiere desplazarse en su vehículo, pues hay que darle algunas facilidades. Tampoco se pide mucho.

EL EDITOR

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