domingo, 27 de octubre de 2013

No hay que estropear lo avanzado

Con licencia para matar
La idea de apuntar en la normativa de contrataciones del Estado hacia la gestión por resultados no supone la necesidad de eliminar la ley que gobierna el sistema y cambiarla por otra. Puede suponer, es cierto, la incorporación de algunos ajustes indispensables para hacerla menos formalista y menos ortodoxa, más práctica y más ágil. El error de siempre es creer que se puede inventar la pólvora cuando lo cierto es que eso ocurrió en China y hace varios siglos.
En diversas materias y específicamente en materias normativas no hay nada nuevo que descubrir y lo más sensato es estudiar lo que hay en el mundo para reproducir o importar hacia aquí todo lo bueno que se pueda encontrar.
No habrá mucho, desde luego. Entre otras cosas porque la legislación nacional en compras públicas es bastante moderna y en muchos aspectos pionera y audaz al punto que de varios países vienen a analizarla, evaluarla y copiarla. Por eso sorprende que lo que otros quieren llevarse nosotros queremos desechar.
Las grandes reformas en la era moderna no son las revoluciones que se imponen por la fuerza y de golpe sino, todo lo contrario, las que se introducen en forma progresiva sin prisas y cuidando de no estropear todo lo que se ha avanzado.
Así debe pensarse. De hecho así se ha procedido en las últimas cuatro grandes reformas de la Ley 26850 promulgada en 1997. Nos referimos a las reformas del 2001 y del 2004 que dieron lugar a dos textos únicos ordenados, recopilados por dos Decretos Supremos, a la del 2008 que dio lugar al Decreto Legislativo 1017 y a la última del 2012 generada a través de la Ley 29873. Que todo ese esfuerzo no se tire por la borda. (J.B.)

No hay comentarios:

Publicar un comentario