DE LUNES A LUNES
Hace
unos días tratando de graficar la importancia de evaluar una propuesta en
función de la manera con la que el postor plantea encarar lo que es objeto de
la convocatoria recurrí a la anécdota del Papá Gorila, según la cual un niño
que no llevó a clases la fotografía de su progenitor con la que debía preparar
un trabajo para el Día del Padre, que se ha celebrado en el Perú hace un par de
semanas, no tuvo ningún reparo en extraer la figura del señalado primate de su
álbum de animales salvajes y de presentarla como si fuese el autor de sus días.
Para quienes se limitan a calificar un determinado requisito de las bases de un
proceso de selección únicamente en función de si el postor lo presentó o no lo
presentó, pues el pequeño alumno cumplió su tarea: en el espacio de la
cartulina reservado para la foto de su papá había una foto. No le interesa al
evaluador si es la foto de quien debía ser, de su tío, del vecino o del gorila.
No analiza el contenido, se queda en la forma. Quizás así se puedan calificar
algunas exigencias, pero otra no. Definitivamente.
Entre
los factores de evaluación considerados en las bases estándar para los
concursos públicos para la contratación de servicios de consultoría de obras se
encuentra, por ejemplo, la metodología, cuya calificación sólo admite dos
opciones. Se le asigna un solo puntaje que fijará la entidad para cada caso si
se presenta el respectivo documento y no se le asigna ni un punto si no lo
presenta. Es verdad que se agrega que la metodología debe sustentar la
propuesta, pero esa es una exigencia que no habrá forma de demostrar su
incumplimiento o que se prestará a distintas interpretaciones. Es verdad
también que el comité de selección puede precisar de manera objetiva las
características que debe cumplir la metodología propuesta en función de las
particularidades del objeto de la convocatoria, pero esa es otra prerrogativa
de difícil implementación.
Más
práctico es asignar puntos como si se evaluara al alumno que rinde un examen o
que hace un trabajo en el colegio, destacando y marcando las diferencias.
Subrayando lo excelente que es lo que cumple con el objetivo de manera
sobresaliente, lo muy bueno que lo cumple de manera destacada, lo bueno que lo
cumple a cabalidad, lo regular que lo cumple con las justas y lo que no cumple
con el objetivo o que le falta algo para llegar a él. Naturalmente esa
evaluación no la puede hacer cualquier funcionario. Tiene que hacerla un
experto en la materia cuya calificación podrá ser compartida, sin ningún problema,
por otro especialista, de forma tal que nadie pueda aducir que se trata de
consideraciones subjetivas que eventualmente pueden inclinarse en favor de un
determinado candidato. Que se examine detenidamente cada propuesta y no se
caiga en la trampa del niño que quiso sorprender a su maestra presentando como
su papá al gorila.
EL
EDITOR
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